La unión de su yo niña y su yo adulta se dan cita en su nuevo disco que transforma su huella musical, sin dejar de ser fiel a su esencia
Cuando la música provoca cambios, cuando una letra te sacude las entrañas por su honestidad, cuando un disco funciona como “cortavenas” y como himno de fiesta y celebración , es cuando más viva está. Cuando ese abrazo llega mucho más directo. Superpop, el segundo disco de Belén Aguilera es todo lo que necesitábamos para empezar bien el año. Música de autor con un sello artístico distintivo enmarcado en el pop actual.
Toda evolución entraña un proceso de aprendizaje. La joven catalana lo sabe bien, desde que comenzó a escribir sus confidencias y sus historias, al pie del piano. Cuando Belén Aguilera lanzó La tirita, el exitazo compartido con Lola Indigo, se dio cuenta que su nuevo trabajo tenía que ir orientado a una exploración de un sonido diferente que a ella misma le sorprendiera. Y así es como surge Superpop, una carta abierta a sus sentimientos más profundos. Un álbum con el que diversifica su estilo, con una base más actual, sin dejar de lado sus baladas, donde su voz luce con más fuerza.
El vértigo a crecer para ser tú misma
Lo nuevo y lo desconocido asusta. La creatividad y la composición es un arma de doble filo porque sientes la necesidad de ofrecer algo distinto pero que al mismo tiempo, siga hablando de ti. Es el vértigo al que te expones para crecer y mantener viva tu esencia. En ningún momento, Belén Aguilera abandona a la chica del piano porque seguiremos emocionándonos con sus baladas, pero lo que es cierto es que da un paso de gigante donde se aprecia una gran evolución y crecimiento. La producción se eleva a a otro nivel, lo que nos deja temas con gran peso como Camaleón. Tras Como ves no siempre he sido mía, Belén Aguilera apuesta por un estilo renovador, donde su intimismo y lirismo se entrelaza con estribillos de lo más pegadizos que conforman un conjunto ganador. 14 temas tan diversos como únicos que hacen de Superpop un trabajo de una calidad excelente.
Superpop se entiende como un juego de niveles, de ahí la portada donde vemos a Belén como si fuera un personaje de un videojuego. Cada nivel conlleva mayor dificultad que el anterior en términos de entrega emocional. Es el sentido que da la cantante a este álbum y que me parece realmente interesante porque nada está al azar. Cada tema nos muestra una dualidad: la externa y la interna. Belén ahonda mucho en la profundidad de su propio universo, dando visibilidad como ya había hecho anteriormente a la salud mental.
“Este disco ha sido un viaje a lo que siempre he querido hacer pero no me atrevía“, explicaba Belén Aguilera sobre este trabajo que sin duda marcará un antes y un después en su carrera.
Superpop arranca con una obertura que empieza con un inicio sonoro que resulta de lo más intrigante, acompañado luego de una voz hipnótica y unos potentes coros que ya parecen indicarnos hacia dónde se dirige la composición del álbum. Aquí nos habla sobre cómo se siente de cara al futuro. “Me agobio al despertar y aún me duele el pecho”, dice esta introducción. Tras la calma, llega la explosión con La tirita, la colaboración que más ha dado que hablar. Y llega una de las más especiales, cielo y tierra. Una canción con sello baladista, donde vemos una Belén Aguilera íntima y frágil que expone las dudas en una relación de pareja. “Dime sólo, dime algo que me haga estar segura de ti”. Encontramos en estos versos la delicadeza y una letra donde mucha gente se reconocerá.
A continuación, es el turno de Fuck Off, la canción que comparte con Walls con la que hace una crítica a la gente hipócrita que no va de frente y Tirando de carrete, que habla del echar de menos y del dolor que conlleva no poder volver atrás. Camaleón es un hitazo que no deja de resonar en la radio, donde es imposible no dejarse llevar por el ritmo pegadizo que entraña el tema, mientras que Camuflo es un tema más pausado y suave, una balada que le pide una mayor desnudez a nivel emocional. Se ha cansado de camuflarse, pedir perdón y sentirse culpable. Es hora de liberarse, de luchar contra el vértigo.
A golpes de piano llega Vértigo que Belén Aguilera ha lanzado junto a un videoclip muy especial, donde la vemos levitar. Es su canción favorita del disco. Después del nudo en la garganta y liberarnos, nos encontramos con frágil, un susurro al oído que parece acunarnos con la dulce voz de la cantante. Aquí, el piano sigue más presente que nunca. Un interludio, una intersección que da una coherencia y un desarrollo muy necesario al álbum para dar paso a En las nubes, una canción mucho más movida y colorida pero con un mensaje que también cala hondo: “Jugué a ser otra cosa y salió regu”.
Y de todas las canciones que atormentan la mente de una persona adulta, hablando de dolor y futuro, Belén Aguilera mira a los ojos a su niña del pasado para abrazarle y pedirle que no tenga miedo, que puede volar sin miedo a perderse. Escuchamos esta historia en niña de ojos tristes, una balada de lo más sentida con la que es imposible no emocionarse.
Ahora llega el turno de Inteligencia emocional que fue su último single lanzado antes de publicar este disco que vio la luz este viernes. Es un tema donde más que nunca se expone la salud mental, la necesidad de sanar heridas y confiar en uno mismo para seguir avanzando. Y como imagen final, a modo de conclusión nos regala quién vendrá a por mí donde reconoce los miedos que tiene como compositora y no tiene reparo en compartirlo con su público. “Quién vendrá a por mí cuando no queden letras que escribir”. Y para cerrar el disco ha escogido Cristal a modo de epílogo, una canción que encajaría más en su anterior disco pero que igualmente acogemos porque nos habla de algo muy personal, la ansiedad.
El cielo tiene muchos colores y formas. Cada atardecer nos desvela algo único y esto es precisamente lo que nos ocurre cuando nos embarcamos en el viaje musical “por las nubes” que nos propone Belén Aguilera con Superpop. Una joya musical que no podemos dejar de repetir en bucle. Enhorabuena Belén por un trabajo tan cuidado, lleno de vida y sensibilidad. Por atreverte y arriesgar con la magia que siempre llevas por bandera.