El silencio de la ciudad blanca se alza como una adaptación fallida que decepciona a los lectores
Siempre es complicado hacer una adaptación cinematográfica de una novela pero lo es mucho más si se trata de la exitosa trilogía literaria de la escritora Eva García Sáenz de Urturi que encierra en sus libros multitud de detalles que de forma inevitable se escapan en una película en la que es muy fácil adentrarse por su factura técnica.
Un peligroso asesino en serie vuelve a cometer los asesinatos que hace más de 20 años ya atormentaban a los vecinos vitorianos. Unos crímenes rituales que responden a la leyenda y el simbolismo de la ciudad. Unai López de Ayala, inspector experto en crímenes deberá hacerse muchas preguntas para resolver este caso que lleva a sus espaldas un gran número de muertes inocentes que siempre responden al mismo patrón. Kraken se plantea el reto de atrapar a un asesino en serie que tiñe de miedo e incertidumbre la ciudad de Vitoria.
La nueva cinta de Daniel Carpasoro (Cien años de perdón) es un thriller que sigue manteniendo los manidos clichés del género pero que acierta por su buen manejo de los escenarios que aportan gran valor a la narración y su estética oscura y sombría que tiene gran realismo por el buen trabajo de iluminación que se consigue. Carpasoro, cineasta que destaca por su ingenio visual y narrativo, asume un reto mayúsculo al adaptar El silencio de la ciudad blanca que nace bajo un esfuerzo por condensar todos los ingredientes de un libro en el que cualquier dato es importante, por lo que suprimirlo es ir en contra del devenir normal de la trama. Además, en este caso al ser un libro tan extenso, hubiera tenido mejor resultado si se hubiera hecho en forma de miniserie de varios capítulos, en la que diera tiempo a un desarrollo más profundo de los personajes. El espectador que no ha leído el libro deberá sacar sus propias conclusiones, mientras que los lectores saldrán de la sala del cine un poco decepcionados.
Durante la persecución que se produce a lo largo de toda la película, en busca del asesino que por cierto se descubrirá mucho antes que en la novela (cuando solo ha pasado media hora), quedan por el camino muchos cabos sueltos. Carpasoro consigue una película digna pero que no llega a destacar dentro del género. Nos quedamos con la espectacularidad de la escena de persecución en la catedral y otras en la que la elegancia de su grabación quedan grabadas en nuestra memoria. La fotografía de Josu Inchaustegui consigue transmitir la belleza de Vitoria con la ayuda de la música siempre acertada de Fernando Velázquez.
El reparto está encabezado por algunos de los rostros más conocidos de nuestro cine y televisión, entre los que están Belén Rueda, Javier Rey y Aura Garrido que no consiguen destacar en su trabajo de interpretación, mientras que sí lo hacen por ejemplo Manolo Solo, actor solvente siempre a la altura de sus personajes que hace que le odiemos y Álex Brendemühl que ayuda a mantener la intriga y tensión hasta el final. Falta de química entre Javier Rey y Belén Rueda en un casting mal elegido que no coincide con la descripción de los personajes que se diseña en la novela.
Atresmedia Cine pretende seguir la estela de la Trilogía del Baztán con El silencio de la ciudad blanca. Su presencia durante la Fiesta del Cine ayudará a su resultado en taquilla pero no tenemos claro si contará con la aceptación del público.