‘Joker’, risas a golpe de pistola

La representación de la crueldad humana y la denuncia social convierten al Joker en una obra maestra que marcará una década

Joker se reinventa con una película fascinante que nos acerca al origen de la personalidad oscura y perturbadora de un personaje repleto de matices que deja en el recuerdo un sinfín de escenas memorables. Todd Philips, el director de Resacón en las Vegas vuelve a vivir el éxito de su ópera prima Hated (1993), documental biográfico del cantante GG Allin, conocido por su tormentosa vida personal. Philips se pone al frente de la dirección de la cinta y brilla al reinventar el mito una vez más y lograr una de las películas mejor conseguidas de este 2019 que destaca por el buen manejo de los colores en la fotografía que nos sitúa en el cine de los 70, la banda sonora hasta el impecable trabajo de su protagonista Joaquin Phoenix.

El icono de Heth Ledger ahora convertido en mito era algo muy difícil de mejorar. En este sentido, no solo el guion era determinante, sino lo era mucho más encontrar un actor que se mimetizara en un ser igual de demente y camaleónico que su antecesor.

Tras la risa desequilibrada de un payaso con alma melancólica y corazón malherido, se esconde Arthur Fleck, una figura oscura con la que el espectador empatiza con la representación más humana y realista  de un asesino que juega a matar las risas de los que no hacen nada por intentar comprender a los más débiles como él. Se trata de un personaje que se intenta sumir en su locura para llegar a la ansiada felicidad, una que solo se consigue al vivir en una verdadera comedia. La de Arthur con claroscuros y una dualidad que estará presente durante toda la película le llevará incluso a que los ciudadanos de su ciudad le profesen una sorprendente admiración. Un payaso justiciero, convertido en un símbolo con el que los oprimidos se sienten representados al ver que por fin alguien se rebela para luchar contra las injusticias de una sociedad cada vez más contaminada por las críticas y apariencias. Joker da voz a los humillados, mientras que el terror y la violencia desorbitada se extienden por la ciudad de Gotham.

Phoenix, reveladora estrella del cine más complejo y visceral

Los que ya han visto las películas del universo DC Comics encontrarán referencias de Batman en una película en la que los fans se asombrarán por la realista interpretación de Phoenix que te dejará desconcertado. Por momentos, reirás y llorarás. La generosidad y el talento de Joaquín Phoenix aportan una actuación brillante, magistral que para nosotros ya es digna merecedora de Óscar. Estamos ante su mejor trabajo después de The Master (2012). El actor de origen puertorriqueño se mimetiza con el personaje de una forma muy realista con una risa incómoda y desesperante que termina en una tos nerviosa, con un punto de locura y una debilidad humana que traspasa la pantalla. Una risa que entraña sufrimientos ocultos que salen a la luz a causa de un trastorno mental heredado de una infancia oscura.

Joker es la génesis de un alegato crítico a la despiadada sociedad moderna, una denuncia a los límites del humor, que es reflejo de una década. Con este nuevo Joker ya no estamos ante cine de superhéroes al uso, sino que ahora va mucho más allá de lo puro fantasioso y ficcional. De lo trágico del relato se llega a la más absoluta oscuridad que transita hacia las profundidades de la mente humana. Joker es una película que podríamos catalogar dentro del arte del cine de Hollywood que escandaliza, trastoca y remueve algo por dentro. Precisamente por esto, unos dirán que está sobrevalorada y que su mensaje va en contra del orden normal de la sociedad,  mientras que otros sabrán apreciar una huella de lucidez en la locura de Fleck en la que las risas se abren paso a golpe de pistola.

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