Manuel Carrasco: condena al alma con su himno solidario ‘Prisión Esperanza’

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Su música vuela libre. Lo mismo pasa con su corazón, al que escucha y acoge con mimo para dar voz a esas historias que no puede callar, las que duelen en un canto llorado y ayudan y abrazan en momentos difíciles. Manuel Carrasco es uno de los cantautores más sentidos y sinceros de la escena musical actual. En una etapa que suena a despedida, desconsuelo y derrota, el onubense lanza un mensaje de esperanza, celebración y positivismo con un tema que ha compuesto durante estos días de encierro. Carrasco abre la celda de la Prisión Esperanza, entrega las llaves para llevar al público en un viaje emocional que permite ver la vida con perspectiva y siempre con el amor por bandera.

Estamos ante una canción que devuelve las ganas de vivir, un grito de esperanza que encierra verdad, la que siempre desprende el cantante que revela que la generosidad y el amor es el mejor canal para llegar a la gente, a todos sin excepción pero ahora más que nunca a aquellos que necesitan un motivo para sonreír. Manuel Carrasco es un maestro que cura en las tinieblas. Prisión Esperanza es una canción que surgió en su casa y que cuenta con la producción de Pablo Cebrián que trabajó con él desde la distancia. Humana y solidaria. Todos los derechos serán donados íntegramente a la Federación Española de Bancos de Alimentos, tal como ha explicado el autor en sus redes sociales.

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Portada de ‘Prisión Esperanza’, la nueva canción de Manuel Carrasco

La tierra gira, una nueva vida se abre paso. El videoclip dirigido  por Karlos Sanz es una transición de la realidad que estamos viviendo a la grandeza, la solidaridad y la unión de los seres humanos que se crecen ante las adversidades. Prisión Esperanza se reconoce como himno universal que cualquier puede entender, en la distancia, en una frontera que no entiende de colores políticos. La mejor lección que nos da la música es que todos remamos en la misma dirección.

El reflejo del sol en la piel, la sensación del mar bajo los pies, una carretera vacía, un abrazo, dos manos que se entrelazan y un piano que vuela hacia la libertad. Se suceden imágenes de la vida cotidiana, del ahora, con una energía visual que lo cubre todo, las que recuerdan que el presente está ahí fuera y que volveremos a ser parte de él más fuertes, más valientes, más humanos. Unos fotogramas que recuerdan que las heridas se cicatrizan si cumplimos condena, mientra la vida pasa desde nuestra ventana. “En la prisión esperanza no existen los alegatos y desde una celda a otra las canciones van volando. En la prisión esperanza no se reciben visitas”, dice la letra de la canción que habla de la importancia del amor, del nosotros, del confiar en que todo pasará.

Imposible no emocionarse desde los primeros versos que condenan el alma y gritan libertad. Manuel Carrasco juega en otra liga en la que esta vez no gana, dona su arte y se consolida como el artista más brillante y generoso que nos hemos encontrado. Todo en él es de verdad y no hay nada más poderoso que eso. Si de eso se tratar cumplir condena, las llaves son tuyas.

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