Adriana Paz es de esas actrices que marcan la diferencia por su comprometido trabajo. Sus personajes son los que dejan huella en el estómago. En España, se dio a conocer con la película El Autor de Manuel Martín Cuenca con la que estuvo nominada en los Premios Goya y con la serie carcelaria Vis a Vis que dio la vuelta al mundo y que se convirtió en uno de sus proyectos más especiales.
La mexicana cultiva su recorrido actoral en nuestro país con nuevos retos que le permitan crecer en una profesión que tiene mucho de diversión, como si fuera un juego de niños, donde nunca dejas de aprender. El último proyecto de Adriana Paz ha sido Perdida, la ficción de Antena 3, donde interpreta a Angelita, una abogada con muchos vértices. En La Voz Cultural, hablamos con Adriana Paz sobre su rutina durante el confinamiento, la experiencia que se lleva de Perdida, el complicado trabajo que ha tenido que hacer con Angelita y el recuerdo de Vis a Vis desde la distancia.
¿Cómo estás llevando la cuarentena?
Es una situación atípica, extraña y a veces atemorizante pero que también nos da el gran regalo de pasar mucho tiempo con la gente que amamos, nos da tiempo de pensar, de valorar, de priorizar, de hacer recuentos, limpiezas profundas en todos los sentidos. Por supuesto que hay días muy buenos, y otros no tanto, pero me siento bendecida y afortunada, estamos sanos, juntos, aprendiendo a vivir el hoy y cuidándonos mucho.
¿Qué rutina estás siguiendo estos días?
Pues muy llena de cosas, me levanto, doy de desayunar al niño lo pongo al ordenador para que empiece sus clases, a veces hago ejercicio, yoga y medito aunque sea 5 minutitos, mientras estoy pendiente de si necesita ayuda. Cocinamos, limpiamos la casa, recogemos la cocina que parece una tarea interminable (los trastes se reproducen como gremlins). A veces salimos a jugar fútbol con el peque o a los columpios del fraccionamiento, evidente y tristemente sin convivir con nadie más. Más tarde hacemos tarea, a veces horneamos pastel, dibujamos. Algunos días me ha tocado hacer sesiones de sonido en línea para la serie que estaba haciendo cuando empezó la cuarentena. Por la nochecita ya toca bañar, darle de cenar a mi pequeño y acostarlo. Después de eso leemos o vemos series, pelis y/ o nos echamos una copita para relajar. Intento tomarme algún ratico para mí o para no hacer nada, y creo que la mayor parte del día la pasamos en la cocina jajaja.
En una profesión en la que siempre hay tanto movimiento debe ser difícil adaptarse…
Pues no creas, porque así como hay temporadas de mucho trabajo, mucho trajín y mucho viaje, también es una profesión en la que pasas temporadas largas de espera , en la que te quedas en casa haciendo pruebas o esperando que los proyectos que te han propuesto comiencen, así que estoy acostumbrada a estos cambios de ritmo, de pronto lo más difícil pueden ser los cambios en la rutina alimenticia y de ejercicio. Pero por otro lado, aunque amo mi profesión y amo viajar, también disfruto mucho estar en mi casa.
¿Qué opinión tienes sobre la despedida que se le dio a los personajes de Perdida en el capítulo final?
Es una pena tener que despedirlos, pero creo que los personajes tuvieron cierres poderosos y fue una serie trepidante de principio a fin.
¿Estás de acuerdo en que ahora se ofrezcan ficciones con final cerrado sin opción a una nueva temporada?
Que te digo, a mí me encantaría seguir contando la historia de Angelita y de Perdida. Así como desde el lugar de espectadora, hay series muy buenas que me han dejado enganchada y sería una tristeza no poder seguir viéndolas.
Es algo que se echa de menos cuando una serie tiene éxito y gusta entre el público como es el caso de Perdida…
Pues sí, pero es una penita que aunque gustó, no tuvimos los datos de audiencia necesarios para continuar, no sé si fue un tema de horario o de promoción, no quiero parecer soberbia, pero los comentarios de la gente que la pudo ver y de la prensa son buenísimos , así que no entiendo muy bien, no se mucho de cómo va esto del rating
A nivel personal y profesional, para ti, ¿qué ha supuesto participar en esta serie?
En lo profesional, significó un reto maravilloso, complicado y esperado, tenía ganas de encarnar a una mujer como Angelita, tenía ganas de hacer y ser vista en un personaje tan distinto a los personajes que he hecho, además de complejo y sabroso. Y claro, de ser dirigida por estas bestias pardas y de tener compañeros actores como los que tuve, esto me dejó un aprendizaje enorme. Rodar y conocer un país tan lindo como Colombia es significativo en ambos sentidos, por un lado, enriquece ver esos paisajes majestuosos y conocer su cultura y por otro, haber podido disfrutar de eso con mi hijo y mi madre fue maravilloso. Y siguiendo con lo personal, me dejó también amigos- hermanos y un montón de gente por la que siento mucho amor. Por si esto fuera poco, gracias a Perdida conocí al hombre que hoy es mi esposo, así que ¡Imagínate cuanta cosa bonita me sucedió ahí!
¿Cómo empiezas a construir un personaje como el de Angelita?
Pues desde que empecé a leer los guiones no pude evitar empezar a imaginármela, su ritmo, su mirada, su vestimenta, su cabello, a darle voz, a enamorarme de ella, a entender lo que se ve a primera vista.
¿De todas las escenas que has grabado en ‘Perdida’, ¿con cuál guardas un recuerdo más especial?
¡Uy va a ser difícil de escoger! Nunca había tenido un personaje que estuviera tanto tiempo en pantalla, fue muy demandante física y emocionalmente y por lo tanto hay muchas escenas que podría elegir. Pero voy a contarte cuál es y por qué. La escena de la piscina cuando se ve acorralada por Quitombo y Milena. Tenía muchas cosas que trabajar y muy contradictorias.
Estaba aterrorizada por ver a sus hijos en peligro pero tenía que intentar esconder ese miedo a toda costa, ser rápida, ser inteligente y fuerte, bajó la enorme presión de estar rodeada de enemigos que amenazaban su vida y la de sus pequeños, que dependían de su habilidad para ser salvados, más el conflicto de hacerlo a costa de la vida de Antonio y parecer calmada. Siento que tenía dos o tres líneas de pensamiento al mismo tiempo y un montón de indicaciones técnicas.
Hacía mucho calor dentro, frío afuera. Ir integrando todo, sin desgastar la emoción para que estuviera viva ¡uf¡ Y aquí una confesión, sudo muchísimo, y el calor de la piscina y de toda la gente dentro, con ese vestido que se marcaba con nada, me puso a correr en tacones entre toma y toma al baño para secarlo jajaj. Ahí es cuando agradeces tener un director tan generoso y tan certero como Iñaki Peñafiel, una cámara que sabe mirar y te ayuda, compañeros actores que están trabajando contigo y a veces hasta para ti, compañeros vestuaristas, electricistas, de arte, etcétera, respetuosos con tu trabajo mientras hacen el suyo increíble.
Es un trabajo de equipo. Recuerdo que esa vez terminé de rodar casi desmayada, pedí permiso para meterme a la piscina mientras todos se movían al siguiente set que era dentro de la misma casa y me quedé por lo menos dos horas flotando en el hinchable que usaron los niños en la escena, cargadísima pero también llena de gozo.
La ficción española me ha elegido a mí
¿Cómo ha sido trabajar con un actor tan comprometido como Daniel Grao?
Maravilloso, es un actor súper entregado y profesional, pero por si esto fuera poco, es un ser humano hermoso, cariñoso, respetuoso con el que se juega sabroso este juego de la ficción y además es muy divertido, con Dani es todo risas pero sabe cuando ponerse serio, es alguien que sabe escuchar dentro y fuera de escena. Desde ahí somos hermanos. Cuando tienes un compañero como él, un actor de esa experiencia, con esa generosidad, todo es más fácil y disfrutable.
Supongo que cuando te dan los primeros guiones de cualquiera de tus proyectos, no todo resulta tan fácil. También tendrás momentos de dudas, inseguridad…
¡Siempre! jaja
¿Qué tiene la ficción española para que hayas elegido desarrollar aquí tus últimos proyectos?
Pues se están haciendo series y películas con gran manufactura, con historias novedosas, súper interesantes que están atravesando fronteras y quedándose en el corazón de los espectadores alrededor del mundo. Equipos de trabajo muy buenos y yo tuve la fortuna de entrar en esa ficción con un proyectazo como El Autor, de Manuel Martín Cuenca y una serie como Vis a Vis que me abrieron la puerta. Y para sumarle a mi fortuna, la ficción española también me ha elegido a mí, así que espero que lo siga haciendo porque yo he aprendido mucho, he sido y seguiré siendo muy feliz trabajando con España.
Me encantaría hacer una comedia musical
Altagracia fue un personaje que ejecutaste de forma brillante ¿Qué recuerdas de toda aquella experiencia que fue Vis a vis?
Muchas gracias. Pues recuerdo el aprendizaje, recuerdo las escenas complicadas, los nervios que sentía al principio, y lo mucho que disfrutábamos dentro del set y en los tiempos libres, Vis a Vis es y será otra de las experiencias profesionales y personales más hermosas y significativas de mi carrera. Además, fue el proyecto que me dio a conocer al gran público y me ha permitido vivir la experiencia de recibir el cariño de toda la gente que ama la serie y ama a Alta, es sorprendente, me siento bien afortunada de ser parte de esa gran marea amarilla. Todavía tenemos un chat, y de vez en cuando nos escribimos, me encanta sentir a las chicas y chicos cerca y presentes. De lo más bonito de esta profesión, son las personas buenas que se quedan en tu vida.
Ahora regresa con un spin off y la marea amarilla (los fans) sigue siendo igual de poderosa que en su emisión en Antena 3 y en FOX ¿Por qué crees que ha funcionado tan bien dentro y fuera de nuestras fronteras?
Creo que porque son historias de mujeres comunes y corrientes en situaciones extraordinarias, mujeres que han sufrido y han tomado malas decisiones, mujeres que se han transformado en la adversidad. Porque es una historia de hermandad, de sororidad, de amor. Porque es honesta y poderosa, porque tiene personajes vibrantes, carismáticos, entrañables con historias muy reales que conectan con la gente, porque tiene un grupo de actrices y realizadores espléndido y un ritmo trepidante que te amarra al asiento. Detrás de ese proyecto hay personas que disfrutan y se apasionan por lo que están haciendo y eso lo siente, lo vive y lo agradece el espectador.
¿Te gustaría que Altagracia volviera de alguna forma?
Si así fuera yo estaría feliz de reencontrarme con ella, pero también hay que saber soltar y si no toca, ni hablar, hay que agradecer lo vivido y guardar el recuerdo que por fortuna podemos revivir al ver la serie de nuevo.
En las entrevistas siempre me gusta hacer un viaje al pasado, ¿Cómo era tu vida antes de ser actriz?
Empecé a hacer teatro a los 16 años. A los 19 empecé a estudiar la carrera de Literatura Dramática y Teatro en la UNAM y poco antes de eso trabajé un tiempo como acomodadora en un Teatro grande de Teatro Musical en México donde vi Rent y El Fantasma de la Ópera, por lo menos treinta veces cada una. Cuando terminé la carrera, me fui a vivir a Tarragona y mientras seguía buscando oportunidades como actriz, trabajé en una parada de bolsos en mercadillos, fui animadora turística en Salou, mesera un tiempo cortito en Barcelona y viajé por España como bailarina en un show de animación para una marca conocida de whisky.
Antes de volver a México, hice un inolvidable viaje por España y Portugal con mi mejor amiga de la Universidad que fue quien me ayudó a terminar de tomar la decisión de volver a México, porque a pesar de las buenas experiencias y lo mucho que me gustaba vivir ahí, no todo había sido bonito, ni como me lo había imaginado, estaba sin mi familia, triste, sin papeles, casi sin dinero, y muy lejos de los escenarios, por lo que después de dos años sin pisar mi país, decidí volver a casa.
Tras volver a México y antes de conseguir mi primer papel en una película, intenté tomar todos los cursos que pude, Danza Aérea en telas y Trapecio, Danza Butoh , Yoga, etcétera y me lancé de nuevo a la aventura, esta vez en Canadá y sólo un par de meses, ahí también trabajé como mesera y alguna vez cuidando a una mujer mayor. Definitivamente mi querido maestro Héctor Mendoza tenía razón cuando me dijo “Vive” porque podrás estudiar en todas las escuelas de teatro y cine que quieras, pero una de las mejores escuelas para un actor es la vida misma. Todas esas vivencias inesperadas lejos de casa, me transformaron como persona y por supuesto, enriquecieron mi trabajo como actriz.
¿Cómo fue tu infancia en México?
A mis padres les encantaba el deporte, y desde muy jóvenes jugaban baloncesto, cuando comencé a caminar, hice dos cosas, bailar y botar un balón. Me cuentan que cuando era bebé entrenaban muy temprano, así que me dejaban dormida en mi bambineto debajo de una banca del gimnasio, y al despertar andaba entre balones y gente corriendo, mi papá fue mi primer entrenador y jugaba con mi madre que era la defensiva más difícil de traspasar, hasta llegué a entrenar con la pre- selección del Distrito Federal, hoy Ciudad de México.
Mi padre entrenaba equipos desde infantil hasta adultos, mis dos hermanos varones también jugaban en ellos, por lo que gran parte de mi infancia y adolescencia la pase en torneos y deportivos . De niña crecí muy cerca de mi familia paterna que es muy bailadora, el papá de mi papá concursaba en salones de baile y ganó varios trofeos, mi padre además de enseñarme a botar el balón me enseñó a bailar.
Fui buena estudiante, y aunque nací en la Ciudad de México, pasé mucho tiempo en la naturaleza gracias a que mi familia materna es de Morelos y a que a mis papás les gustaba mucho llevarnos a respirar aire limpio. No tenía miedo a ensuciarme de lodo hasta el cuello, de lanzarme en avalancha, de subir árboles y me encantaba jugar fútbol y luchita. Alguna vez fui criticada en la escuela por este comportamiento “ poco femenino” pero felizmente a mis papás les encantaba que fuera así y jamás me censuraron. En él bachillerato decidí dejar las canchas por el escenario, pero si puedo aún me echo un partidito.
¿Qué fue lo que te enamoró de esta profesión?
La posibilidad de jugar a vivir otros mundos, otras realidades, vestirme de otra manera, de imaginarme en situaciones que nada tienen que ver conmigo, de sentir, de conmoverme, de conocer otras culturas, otros países. Cuando era pequeña e iba al cine, al teatro, o veía a un actor de teatro callejero, me emocionaba mucho lo que me provocaban, lo que me llevaban a imaginar, las sensaciones que se generaban en mi cuerpo, gozaba reírme, o llorar, esas imágenes se quedaban grabadas en mí por días, incluso recuerdo algunas. Así que tener la posibilidad de estar de ese lado, de mirar al espectador y ser capaz de contarle una historia y quizá tocar su alma, me llena de vida, me enchina la piel, me apasiona, me divierte.
¿Cuál es el reto interpretativo que te gustaría hacer para próximos proyectos?
Me encantaría hacer una comedia, y también una comedia musical, otra de mis pasiones es cantar, así que poder juntar el baile, el canto y la actuación, sería ¡la bomba!
Una serie y una película que hayas visto en estos días
Serie: Freud
Película: Suspiria.