Anna Castillo, de la sencillez a la magia

La actriz más explosiva del panorama actual cumple 27 años. Un repaso por su carrera y su magia

anna castillo
Foto: Daniel de Jorge (VIM)

Torrente de energía y carisma. Sonrisa eterna, algo pícara. Cautivadora en pantalla, de sencillez inteligente y real. Anna Castillo es una de las actrices más brillantes del cine español que trabaja de una manera muy naturalizada, atrapando al espectador desde cualquier punto, en cada uno de los proyectos en los que ha participado. Es única e imprevisible. Cuando alguien con talento tiene ese carácter, es cuando llega la magia.

Un reconocimiento en forma de premio fue un aliciente para seguir. La película El Olivo le regaló un Goya como Mejor Actriz Revelación (2017). Y después de la estatuilla, siguió el trabajo. La joven participó en series como Paquita Salas, Arde Madrid y Estoy Vivo. Producciones que tienen algo especial, que marcaron una nueva línea en ficción, por su diferencia y su valiente riesgo. También pudimos ver con La Pilarcita en el teatro y la película Viaje al cuarto de una madre, un relato conmovedor sobre la complejidad de las relaciones familiares y sobre la emigración de la juventud. Aquí encontramos una Anna que es verdad en el gesto y autora de una tan luminosa como lúgubre mirada de su personaje Leonor.

La actriz catalana es el trabajo heredado y anidado desde lo más profundo de su ser. Es el dolor escondido, la risa descubierta, el triunfo de la sencillez, el impulso del carisma, la dirección correcta. Lo encontramos en la forma tan peculiar que tiene de mimetizarse con las historias que siempre acaba haciendo suyas. En el drama, la comedia, ambos dos que navegan entre la mesura y la fragilidad, la emoción y la dulzura luminosa y guerrera.

Apasionada de la interpretación desde que era una niña, Anna Castillo jugaba a que era huérfana o drogadicta (era una dramática y la película Annie marcó el que sería su futuro profesional). Entre espejos y disfraces. Locuras de infancia que le llevaron a una profesión de vida. Algo que nunca pensó que sucedería. Sus padres siempre le apoyaron en este placer. Desde pequeña, le apuntaron a talleres de teatro en su colegio y a los 12 dio un paso más formando parte de la Escola Memory de Teatro Musical. Después llegaron las dudas. Anna Castillo empezó Psicología en la UOC, mientras intentaba que la interpretación le diera alguna tregua a los estudios universitarios. A base de castings y horas de espera. Hasta que llegó la llamada, su primera oportunidad. Amar es para siempre en Antena 3 que fue su verdadera escuela, una cantera para muchos intérpretes que empiezan en el mundo de la actuación.

De Barcelona a Madrid. Fue una época en la que llegaron algunos proyectos que marcaron un antes y despúes en su carrera. Unos dirán que fue golpe de suerte. Otros, golpe de talento o de oportunidad. En un curso de interpretación que Anna Castillo empezó en la capital, conoció a Macarena García y se hicieron amigas. En ese momento, el musical La Llamada triunfaba en el Teatro Lara. Los Javis, directores y creadores buscaban a alguien para sustituir a uno de los personajes de la obra. Anna se incorporó al equipo tan familiar como humano. Ella solo tenía 19 años y el campamento La Brújula fue su casa y su refugio. De aprendizaje y abrazo. Anna siempre será Susana Romero, esa joven alocada que tantas risas desató entre el público. El papel de Alma en El Olivo fue otro estímulo para seguir creciendo al lado de la interpretación.

Anna Castillo siempre está conectada a la verdad. De magnetismo atrayente. De la sencillez a la magia.

La joven tiene pendiente el estreno de la película Mediterráneo junto con Eduard Fernández y Dani Rovira.

 

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