El Ministerio del Tiempo abre sus puertas a lo grande. La espera ha sido larga, especialmente para sus fans pero lo cierto es que ha merecido la pena. Lo decimos porque después de ver la precuela Antes de que no haya tiempo que supone un avance de lo que será la cuarta temporada, la serie demuestra estar en mejor forma que nunca.
RTVE ha estrenado este atractivo aperitivo en el momento más necesario que da tregua al encierro que vivimos en nuestro país. En un episodio de tan solo 11 minutos dirigido por Carles Torrens y con guión de Pablo Lara, se recuperan las virtudes más entrenadas de la ficción creada por los hermanos Olivares: inteligencia narrativa, soltura creativa y la habilidad en la construcción de arcos narrativos de míticos personajes históricos. Este es el caso de un Benito Pérez Galdós al que el ministerio reclama por su destreza como informático. Se trata de un personaje que con su breve aparición aporta una visión muy acertada del escenario actual. “¡Muchas fuentes cibernéticas diarias! Todo el mundo opinando! ¡Un caos!”. Es una de las frases más recordadas de esta precuela que vuelve a jugar con esa mezcla explosiva de la ciencia ficción (los viajes en el tiempo) y ese humor tan característico con gags actuales y una frescura y naturalidad en los diálogos que siempre suma.
El ministerio sigue manteniendo su esencia pero se moderniza en otro lugar que ya no tiene esa cafetería donde tantas charlas interesantes se produjeron pero sí cuenta con ascensor ¿Qué pasará con las puertas? Es una pregunta que atormenta a los ministéricos y que pronto se descubrirá. A Angustias no le apetece la mudanza y en ese cambio de aires, Ernesto, Irene y Salvador se enfrentan a un nuevo desafío: solucionar una alteración temporal que enseguida les pone sobreaviso.
Si esa cuenta atrás no se paraliza, muchas de las misiones habrán sido en vano y claro, es algo que no se pueden permitir. De alguna forma, la precuela es una oportunidad de dar protagonismo a los miembros más veteranos del ministerio y que se pueda alternar el peso de todos ellos dentro de la trama que muchas veces suelen centrarse más en la patrulla y sus misiones.
Antes de que no haya tiempo regala un giro final que reconoce el punto de partida de la vuelta de Rodolfo Sancho. Es la revelación de un nuevo personaje que todos conocemos y que no sabemos qué papel jugará. Ahora se llama Eulogio Romero, aunque el rostro es el de Julián ¿Fugado a través del tiempo o se ha cambiado de identidad? Muchas preguntas en el aire que se resolverán en la cuarta temporada de El Ministerio del Tiempo que traerá el reencuentro más esperado. A nivel interpretativo, Cayetana Guillén Cuervo, Juan Gea, Jaime Blanch, Hugo Silva, Francesca Piñón y el fichaje estelar de Manolo Cal, todos están brillantes, a la altura del carácter atrevido de El Ministerio del Tiempo.
En esta precuela se une todo lo que necesitábamos ver, desde la charla de Irene y Ernesto (siempre es bonito ser testigos de su amistad), hasta el primer homenaje a un personaje histórico y las complicaciones de un ministerio que sigue sorprendiendo a los espectadores y mantiene sus fortalezas con honor y reputación. No faltan los guiños, referencias y homenajes. El Ministerio del Tiempo afianza su nervio y reconfirma su personalidad moralizante en una precuela que condensa las mejores virtudes de la ficción que construye un universo fascinante y mantiene la magia.