La consagrada actriz, Asunción Balaguer fallecía este sábado a los 94 años de edad dejando un legado insuperable
Hoy es un día triste porque despedimos a Asunción Balaguer, dama del teatro y decana de la interpretación. Su sonrisa se ha apagado para siempre dejando en el recuerdo un sinfín de personajes inolvidables y su inquebrantable entrega y amor absoluto por una profesión que fue el gran motor de su vida.
Joven de mente y espíritu, siempre tuvo claro que seguiría trabajando siempre que su energía lo hiciera posible. Disfrutando de cada momento sobre un escenario o delante de las cámaras, Asunción Balaguer fue una gran mujer que abrazó la libertad y una brillante actriz que vio cumplido el sueño de esa niña alegre e inconformista que jugaba a hacer de otras personas. Nunca quiso aburrise en su vida y por eso eligió está profesión que más que un trabajo fue una vocación en la que ha sido toda una maestra para las nuevas generaciones.
El 8 de noviembre de 1925 nacía una estrella que dejaría una importante estela en el camino. Natural de Manresa pero residente en Alpedrete donde residía desde hace más de 35 años, Asunción ha trabajado en más de 60 películas y más de 40 obras de teatro. Recibió numerosos premios que reconocían su labor como actriz y premiaban su extensa trayectoria. Entre ellos, el Premio Max en la categoría de actriz de reparto por el musical Follies y el Premio Actúa de AISGE.
Esposa y confidente de Paco Rabal. Su familia siempre lo fue todo para ella. Tanto fue así que renunció a numerosos proyectos para estar al lado de su marido y sus hijos, a los que le unía su amor por el arte. A los 75 años retoma su pasión y participa en cine, teatro y televisión. Aunque es sabido que las actrices de su edad lo tienen más complicado, su talento, su magia y naturalidad hicieron que directores y cineastas apostarán por ella. Su profesionalidad siempre fue impecable. Sin duda, sus últimos años de trabajo fueron los más intensos y enriquecedores.
El teatro, su mejor terapia
La muerte de Paco le hizo más fuerte y salió adelante gracias a su trabajo. Empezó en los escenarios en la Guerra Civil. A los 13 años se subió a las tablas por primera vez. Fue en la obra de teatro Santa Teresa de Jesús del Institut del Teatre. El teatro se convirtió en una casa de aprendizaje, donde irremediablemente necesitaba volver.
Las tablas le hacían sentir más viva que nunca, en ese contacto directo con el público. De alguna forma, se convirtió en su tabla de salvación. Disfrutaba como una niña en las funciones de Otelo, El sombrero de copa o La vida es sueño aunque el título de obras teatrales que lleva a sus espaldas es innumerable.
En 1952 debutó en cine con Perseguidos junto a Paco Rabal. Aunque la vimos en muchas otras, entre las que destacan La niña de tus ojos, Solo mía o la más reciente, Barcelona, noche de invierno. Los fans del género televisivo la recordarán por su paso por Gran Hotel, La que se avecina o Pulseras Rojas. Sus últimas apariciones en la pequeña pantalla fueron Olmos y Robles y Merlí.
Asunción Balaguer deja una huella imborrable siendo esposa, madre, abuela y haciendo cada nuevo trabajo de la mejor de las maneras. Si hay algo que nos enamoró de trabajo de Balaguer es ver cómo se dejaba el alma en cada nuevo personaje, con la misma ilusión que el primer día y una admirable entrega. Natural, dulce, con una mirada capaz de ablandar corazones, deslumbraba casi sin quererlo y todo lo hacía por amor a su profesión. Artesana de la interpretación, buena compañera, solvente actriz. Para ella actuar era como fumarse “el pitillo de la risa”. Siempre será eterna. Siempre recordada. Siempre admirada. Siempre abrazo. Única, irrepetible..
Hoy nos regala una última sonrisa
Gracias, Asunción
