A veces no sabes de lo que eres capaz hasta que lo haces. Lo que nunca imaginaste, lo que no te quedaba bien, te hace reconocer que tú eres la única que puede permitirse construir un potencial que se crece ante los retos. Eva Barreiro siempre lo tuvo aunque quizás no siempre supo verlo. La gallega ha encontrado en Operación Triunfo un camino de dudas, la mejor oportunidad de aprendizaje y crecimiento que se lo podría haber presentado. Normalmente no es fácil atreverse a dudar y a pensar antes en el no que en el sí pero cuando lo haces, parece que todas las piezas vuelven a encajar. Las lecciones y las clases en una Academia, la de OT 2020 que se ha convertido en su segunda casa, le hacen salir al escenario con más garra, más fuerza y más confianza en si misma. Ese sin duda es el mejor de los logros, la más poderosa de las transformaciones artísticas que permite moldear su potencial.
Eva podría pasar días con insomnio pero ni un solo día su cantar. Es la necesidad de una joven promesa de la música que brilla por su personalidad, que es ternura cuando los focos se apagan, despliega su verdad cuando sus profundos ojos azules se clavan a través de la pantalla, cuando sus abrazos sanan y sus sonrisas mejoran cualquier lunes gris después de los repasos de gala. Es la misma luz de una niña carismática, alegre y sensible que disfrutaba con los viajes en caravana con su familia, los juegos con su padre en la playa o las tardes en el sofá con Vega. Nunca dijo que quería ser cantante pero lo fue descubriendo poco a poco.
Natural de Sada-Carnoedo, siempre expresiva, amante del cine clásico, de las películas Disney y de Michael Jackson que es su gran inspiración y muy payasa con su gente como ella misma se define. Estudiante de Arte Dramático, monitora de tiempo libre y algo familiarizada con la televisión. La primera vez que se subió a un escenario fue en 2017 en Coruña Bloggers donde interpretó una canción de Alicia Keys. Luego, se presentó al talent show de The Style Outlets de A Coruña. Además, la joven hizo varios bolos para la Televisión de Galicia.
Todo lo que sabe de música lo ha aprendido de forma autodidacta. El arte corre por sus venas en todas sus vertientes. Otra de sus pasiones es la natación sincronizada que practica desde que era pequeña en la que puede sentirse libre que siempre recuerda con nostalgia. Los ataques de risa de ella y su compañeras quedaban sumergidos debajo del agua, mientras sonaba con más fuerza que nunca su grito de guerra. Además, Eva es una joven muy aficionada a la estética de los años 80.
Los tatuajes aunque muchos de ellos no se ven a simple vista, son parte de su historia. El nombre de Vega, su perra, unas orcas (es su animal favorito), un satélite de la película Viaje a la luna en homenaje a su padre con el que tantas risas y películas ha compartido, al que considera amigo y confidente o las palabras Bad y Thriller en alusión a su ídolo Michael Jackson. Apasionada de la película Mujercitas, la serie Friends y Ross, su personaje favorito y de la música de Sananda Maytreya o Phil Spector.
Su evolución en Operación Triunfo ha sido algo atípica. Empezó con su mejor actuación en la gala 0 con Let’s twist again, vestida con el traje de su abuelo que dejó a todos con la boca abierta por su personalidad arrolladora y su importante presencia sobre un escenario que pisaba por primera vez. Desde esa noche todo el público pensó que iría en camino ascendente pero hay algo que no le dejó dar todo lo que tenía dentro. Siempre acertada pero nunca tan brillante como en esa primera gala.
En dúos, le vimos disfrutar con el inglés y un rollo más cercano a su estilo en Little Talks junto con Nick, tuvo ocasión de cambiar de registro con Copenhague con Flavio. Por primera vez Eva se atrevía con el baile con Maniac junto con Samantha, una canción que sus fans no dejaron de cantar en la firma de discos. Todas sus actuaciones fueron acertadas, con algunos fallos que no recompensaban la semana de trabajo y compromiso, en la que no volvía esa seguridad y esa naturalidad sobre el escenario. Siguieron los retos. Esta vez con Esperando con Hugo, una canción en la que ninguno de los dos se sintieron a gusto, algo que se vio reflejado en directo.
Su primera actuación en solitario fue en la gala 5 con I follow rivers, donde ya empezaba a encontrarse. Le siguieron temas en inglés como fueron The Loco-Motion esta vez con Gèrard en la que seguimos disfrutando de una voz personal con un aire muy internacional pero que no consigue situarse al nivel de la gala 0. Entonces llegaba una canción que le permitía exponer todo su potencial, Don’t start now junto con Nia. Fue su auténtico despegue a nivel naturalidad y seguridad que ya se acercaba a la Eva que conocimos. Pero su momento más álgido dentro del programa se sitúa con su interpretación de bad guy, donde nos regala una interpretación brillante, hipnótica y deslumbrante. Hasta llegar a uno de sus mayores retos porque ella no reconocía su voz ni se gustaba en en La bestia cena en casa. Para ella, fue una semana complicada pero lo cierto es que defendió la actuación muy bien.
Creadora por definición, dentro de la Academia nos ha regalado su composición propia Dumb que es su propuesta más honesta que define su esencia artística y que todos esperan escuchar muy pronto en versión estudio. Buena compañera cuando abre su corazón a sus compañeros o les busca para darles un abrazo, exigente cuando trata de dar la mejor nota, que se crece ante los retos aunque en el proceso haya lágrimas y días grises. Cuando habla con su acento latino y nuestras carcajadas se desatan desde nuestro sillón a cientos de kilómetros de su experiencia más auténtica.
Eva Barreiro es el talento que crece y se transforma cuando todo parece estancado. Siempre intentó buscar un input que le permitiera avanzar y demostrar que tienes algo porque en realidad siempre lo ha tenido aunque no siempre lo haya visto. Cuando te cuesta creer, cuesta ver. Pero lo más importante es que desde el exterior siempre se ha visto que estamos ante de unas de las voces más personales y atractivas de Operación Triunfo. Y ella tiene que creerlo ya si es que todavía no lo ha hecho.
Durante su paso por el programa el jurado le pidió que relajara el gesto de su cara y ella a pesar de ser consciente que es su sello de identidad, lo trabajó hasta conseguir un cambio. Pero lo cierto es que cuando algo es diferente a nivel artístico, lo último que hay que hacer es cambiarlo porque eso solo acaba con la magia. Eso sería ir en contra de la filosofía de la música que precisamente es especial por romper moldes y ser distinto como pasa con la voz de Eva y todo lo que rodea a su propuesta artística. A pesar de las caídas y la inseguridad que a veces no te permite avanzar, Eva muestra su esplendor cuando se aferra a su esencia y aparece su verdadero yo artista.
Eva Barreiro es ejemplo de trabajo, talento y aprendizaje en un proceso brillante, cambiante y personal. Con un magnetismo capaz de atraer a las bestias y hechizar el canto de las sirenas. Los sueños se cumplen cuando el destino te escoge. Pero no te ha escogido por suerte ni azar. Te ha elegido porque lo tienes. Cuídalo y hazlo volar.