Dos generaciones separadas por el tiempo acaban unidas por el amor y la miseria
Los dos Loren engrandecen la industria audiovisual. Siempre unidos en vida y ahora por trabajo están en La vida por delante (La vita davanti a sé) la grande y mítica estrella del cine Sophia Loren acompañada esta vez de su hijo y director del film Edoardo Ponti.
Las huellas de una actriz de magia encomiable se rescatan en la producción de Netflix. Tras el melodrama La voz humana (2014), la italiana se vuelve a poner a las órdenes de su hijo que sabe hacer brillar todos los matices interpretativos de la matriarca, centrando la miseria y amor del personaje en esa mirada intensa que traspasa la pantalla. Donde descubrimos personalidad y garra, pasión desbordada.
Entre ambos hay magnetismo y conexión. Aunque Sophia cuenta con un largo recorrido y es complicado estar a su altura, Ibrahima Gueye lo consigue desde la naturalidad y la inocencia. Su mirada habla y dice todo lo que no desciframos en sus palabras. Basada en la novela de Romain Gary, La vida por delante es respiro de paz en medio del dolor, algo que nos hace mucha falta en este tiempo de tregua.
Una historia de amor incondicional que se cuenta desde un punto distinto, alejada del convencionalismo. Apostando por el cine de autor, entendemos el dolor del Holocausto y el de la pobreza. Lo sentimos en los ojos y el carácter de los protagonistas Momo y la madame Rosa. Un chico senegalés que intenta buscarse la vida en la calle y una mujer judía, ex prostituta que fue superviviente del Holocausto y que ahora, se ahoga en sus propios recuerdos a la vez que regenta un refugio para niños huérfanos. Sus vidas se unen por causalidad y ante el carácter rebelde y frío de Momo a su llegada a esta casa de acogida y la seriedad de Rosa, la verdad y el amor más honesto asoma y salva.
Profunda, sensible y dinámica, la película plantea una gran enseñanza, el amor es el abrazo más sencillo, el gesto más humano que puede salvarte cuando la vida avanza a contrarreloj. La soledad, los conflictos y contradicciones, los estereotipos que finalmenten rompen una barrera se entremezclan en un drama perfectamente construido que encoge el corazón y te deja con los ojos enmudecidos.
Aunque para algunos pueda parecer previsible la resolución de la trama, lo verdaderamente importante es la reflexión final y esa conexión tan especial con las emociones. Las que encontramos en el baile de Rosa con Lola, personaje interpretado por la actriz española Abril Zamora que aporta ese punto luminoso al drama planteado o el sincero abrazo de Momo y Rosa en plena lucha vital. La vida por delante acierta desde la honestidad y el amor más puro, ese abrazo que ya ha dejado huella.