El cine independiente se abre paso en la celebración del séptimo arte con Las niñas como principal galardonada
En un nuevo horizonte de pandemia, da abrazos suspendidos y de grietas que han resquebrajado nuestras vidas, hay algo que nos ha salvado por encima de cualquier cosa, el cine español, esas producciones que por unas horas nos han cogido de la mano para que viajemos a otro universo, donde la luz asoma. La noche de los Goya ha sido una para recordar. No ha sido una más, sino lo que tenía que ser, el reconocimiento a un trabajo que bajo las circunstancias actuales se ha vuelto titánico y más que meritorio. Una de las mejores galas que se recuerdan, digna, sobria, agradecida pero especialmente emotiva, cercana y espontánea (esas familias y amigos rodeando a los nominadas en las conexiones en directo desde sus casas). Muy hogareño, muy de verdad.
Antonio Banderas desde su Málaga natal ha sido el maestro de ceremonias al que más tarde acompañaría María Casado. El actor durante sus intervenciones hizo reflexionar sobre las circunstancias complejas que la vida nos ha puesto por delante y lanzó un emotivo discurso sobre el papel del cine en un momento de oscuridad como la pandemia. “Esa es nuestra aportación, dejar testimonio de lo vivido“, confesaba. Sobre el escenario, una pantalla reúne a todos los nominados de la noche, que aunque no pueden estar presencialmente, lo hacen desde la distancia. Un fragmento mixto muy adecuado que no tuvo ningún fallo.
Saludos y apoyo de intérpretes internacionales como Robert de Niro o Laura Dern, gracias a los contactos que ha ido haciendo Banderas en su proyección en la industria de Hollywood, momentos inolvidables como cuando la hermana de Natalia de Molina, Celia celebra que ha sido la ganadora cuando en realidad es Nathalie Poza que celebra su triunfo con sus compañeras Carolina Yuste y Carmen Machi con las que actúa en la obra de teatro Prostitución. Risas, emoción, homenaje y música.
Akelarre ha sido la primera película premiada de los Premios Goya. Protagonizada por Amaia Aberasturi, se ha alzado con un total de tres estatuillas en categorías técnicas . el de Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Maquillaje y el de Mejores Efectos Especiales y Música original. Sin duda, ha sido una gala histórica por muchas razones por las que sentirnos especialmente orgullosas. Tal como anunciaba Mariano Barroso, presidente de la Academia del Cine, se ha batido el récord en el número de mujeres nominadas en estos galardones. Un 41%, el más alto frente a cualquier otra edición. Además, Daniela Cajías ha hecho historia después de ganar el Goya a Mejor Dirección de Fotografía por Las Niñas. La boliviana es la primer mujer en la historia en recibir este galardón.
Y parece que poco a poco se van rompiendo barreras y cambian las reglas, pues dos producciones de plataformas como Netflix y Amazon Prime Video han tenido presencia en estos premios, con Orígenes secretos e Historias lamentables, respectivamente.
Las Niñas, el triunfo del cine independiente
Las Niñas ha sido la favorita de la noche alzándose con cuatro galardones, entre ellos el de Mejor Película y Mejor Dirección Novel. La cinta culmina su éxito en la misma ciudad donde comenzó. Enamoró en el Festival de Málaga (donde se le premió con la Biznaga de Oro) y es algo que vuelve a repetirse en la gran fiesta del cine español. La ópera prima de Pilar Palomero retrata la etapa de la adolescencia en una sociedad estancada y sexista de los años 90. Una película que nos acerca a la visión más personal de su directora y a la vez creadora de la historia que logra ser unión para una generación de mujeres de ayer y hoy.
El cine independiente ha seguido brillando con Ane, la producción vasca que relata con gran crudeza la rotura de una familia de Vitoria, una relación madre-hija resuelta con gran solvencia en guion y la interpretación de sus protagonistas. Anoche, recibieron el abrazo de los académicos con el Goya a Mejor Actriz Revelación para Jone Laspiur, el de Guion Adaptado para el debutante David Pérez Sañudo y el de Mejor Actriz Protagonista para Patricia López Arnaiz que lo merecía por un trabajo lleno de vida y naturalidad.
La Boda de Rosa de Iciar Bollaín se hizo con dos galardones, el de Mejor Actriz de reparto para Nathalie Poza que traslada su energía a su personaje y el de Mejor Canción para Rozalén y su tema Que no, que no. Los primeros acordes fueron creados con su propia banda y este reconocimiento es un paso más en su trayectoria. La cantante que destaca por su sensibilidad y personalidad artística se mostró visiblemente emocionada desde su casa, lanzando un mensaje a todas las mujeres. “Las casas están llenas de rosas, de mujeres cuidadoras. Ahora que se acerca una fecha importante, aunque no nos dejen, podemos desde nuestra ventanita, seguir reivindicando”.
Por su parte, Adú que era la más nominada , no tuvo todos los reconocimientos que quizás se esperaban. Emocionante fue la victoria del joven actor Adam Norou que conquistó por su carisma y frescura en una cinta conmovedora y con un trasfondo humanitario. “Esto es increíble y con solo 18 años“, declaraba el francés que se mostró eufórico y agradecido después de ganar el premio a Mejor Actor Revelación por el personaje de Massar. La cinta de Telecinco Cinema también se alzó con los galardones de Mejor Dirección de Producción, el de Mejor Sonido y Mejor Dirección para Salvador Calvo.
La gran y esperada alegría de Mario Casas
Después de 15 años de carrera y haber enfrentado muchos tipos de personajes, Mario Casas nunca habia sido nominado a los Goya. Hasta este año. Y lo ha ganado. Ha sido por la película No matarás de David Victori. Desde su casa, acompañado de familia y amigos, el actor se mostró muy emocionado por este reconocimiento, que su hermano pequeño ya había construido en forma de lego y que es un premio que no solo es una alegría para él y su entorno, sino también para los que hemos recorrido con él su camino y crecimiento profesional. Durante su discurso de agradecimiento, Mario Casas hizo un guiño a su proyecto más sonado. “Para todos los que alguna vez habéis volado a tres metros sobre el cielo“, expresaba. Además, este galardón es una forma de romper con el estereotipo que le ha acompañado después de ser ídolo de masas y quizás el estímulo para que se le tome en serio ¿Nueva era para Mario Casas?
En uno de los momentos de la noche, Antonio Banderas salía de nuevo al escenario para agradecer el esfuerzo y trabajo de los profesionales que a veces parecen invisibles en el cine pero que están ahí y son igualmente indispensables como los encargados del catering, transportes, eléctricos..
La gala de los Goya también sirvió de homenaje para el gran Luis García Berlanga. Carlos Latre, caracterizado como Pepe Isbert en Bienvenido Mister Marshall, quiso recordar con cariño al mítico director cuando se cumple el centenario de su nacimiento. Fue el número cómico de la noche, acompañado de imágenes de todas las películas que realizó el genio valenciano.
Ángela Molina, Goya de Honor
La actriz Ángela Molina empodera su arte desde la honestidad y el agradecimiento. Casi toda una vida dedicada al mundo de la actuación, con una naturalidad que inundaba la pantalla en su debut con No matarás (1974) y que desde entonces lo sigue haciendo con la misma solvencia y generosidad. Han pasado los años y su luz sigue imbatible. Anoche recibía el Goya de Honor de la mano del director Jaime Chávarri. La madrileña recordaba que en el mismo escenario en el que se encontraba, su padre Antonio de Molina había cantado hace tiempo y emocionada, reflexionaba sobre su vida siempre unida al séptimo arte. Que el cine no se entiende sin el amor, la mejor forma que encontró para dar las gracias. “El cine ha marcado el calendario de mi vida, ha sido a la vez horizonte y camino, un viaje al ser humano hecho por los humanos”.
La música, la cuna de la emoción
El cine nos ha salvado en este tiempo pero también lo ha hecho la música, con la que nos hemos sentido más libres, menos tristes. Por eso, tenía que tener un peso destacado en la gala de los Premios Goya con mujeres artistas que dejan huella y sorprenden en cada directo. La argentina Nathy Peluso reinventa el clásico de La Violetera que hizo famoso Sara Montiel hace más de un singlo. La cantante en un registro muy español nos permitió ver que es capaz de brillar en su propio estilo pero también en cualquier reto que la vida le ponga por delante. Su actuación fue memorable, por lo inesperado, lo rebelde de su propuesta que crea a partir de sus propias reglas.
Diana Navarro acompañó con su voz el número cómico de Carlos Latre en homenaje a Berlanga con una sentida versión de Las coplillas de las divisas. Delicada con el piano y luego explosiva con la entrada de la Orquesta Sinfónica de Málaga. Una invitación a lo festivo pero con la elegancia y sobriedad que exigía una gala donde se buscó el abrazo y sentimiento a distancia. Un abrazo que sentimos especialmente con la actuación de Vanesa Martín que fue la encargada de poner voz al famoso In Memoriam que recuerda a los rostros del arte que nos han dejado en el último año. Una versión íntima y sensible de Una nube blanca, tema de Lluís Llach con letra de Ana Belén, en la que sentimos la sensación de réquiem y eternidad, de recuerdo y homenaje.
La última en actuar fue Aitana que dio un mensaje de esperanza a la situación actual. Lo hizo con una mágica interpretación de Happy days are here again que ya popularizó Barbra Streisand. Una canción tremendamente complicada por el bagaje que lleva detrás, ser conocida en la voz de la veterana del pop. Y Aitana, desde su verdad y una emoción que acunó y liberó, lo superó con nota, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Málaga. La compositora hizo brillar su voz en un pop más clásico al que lidera su proyecto artístico con una abrumadora seguridad. El final fue explosivo y contundente, donde las notas más altas lucieron en la voz fresca y sensible de Aitana. Un crecimiento profesional de altura que le convierte en la artista actual más solvente.
La 35 edición de los Premios Goya fue sobria, elegante, pero especialmente liberadora y cercana.
