Se viven las últimas semanas del musical de la estrella del pop rock mundial que brilla en la cartelera de la Gran Vía madrileña con un espectáculo de altura protagonizado por Kery Sankoh
Una voz portentosa acompañada de movimientos muy distintivos y vigorosos que siempre inundaban de energía los escenarios. Tina siempre fue estrella, aunque tardó mucho tiempo en tener su hueco y oportunidad hasta bien entrada su adultez. Anna Mae Bullock era esa niña tierna y familiar nacida en Brownsville que no tuvo una infancia fácil, siempre carente del cariño de su madre. Además, Tina Turner (así la bautizaron como artista) debió enfrentarse a los abusos de gente de la industria como fue el de su marido Ike. Simplemente se aprovechaban de su talento, sin darse cuenta que detrás había una persona. El mundo de la música fue muy desagradecido con ella en sus inicios hasta que ella decidió tomar la mejor de sus decisiones: embarcarse como solista. Antes de eso debió enfrentar los desprecios de una sociedad racista. Sepultada por los maltratos y los malos tiempos, Tina resistió. Así es como nos lo cuenta el musical que cada tarde inunda de magia y celebra el triunfo ante la adversidad.
Stage Entertainment nos regala una historia que ya fue estrenada hace unos años el West End en 2018 y en Broadway en 2019. Desde hace poco más de año Madrid se ha convertido en el corazón de la nueva etapa del musical que triunfa desde su estreno en la cartelera.
Es de las pocas veces que se hace un proyecto musical de una artista viva. En este caso, Turner ha colaborado, siendo pieza clave en su desarrollo. Un show único e inigualable, que se disfruta desde el primer número musical que a nivel vocal y de baile, nos da pistas sobre el resto de lo que nos vamos a ver.
Además, destaca por ser un montaje que está a la altura de importantes producciones teatrales, donde navegamos en la vida de Tina Turner a través de los diferentes episodios que le dejaron huella y le convirtieron en la mujer y cantante que es hoy. La historia arranca con su infancia, donde descubrimos el talento de los más benjamines que tiene un gran dominio escénico que aportan la ternura y la luz en medio de tanta drama que está presente en la primera parte del musical. Luego seremos testigos de su adolescencia, siempre arropada por su abuela (Iliana Wilson se queda en nuestros corazones) y su primer contacto con el mundo de la música, con sus derrumbes y luego sus triunfos cuando estaba cerca de los 40 años.
Phyllida Lloyd dirige brillantemente y con mucha visión artística y creativa el montaje que cuenta con el libreto de Katori Hall. En cada acto presenciamos una puesta en escena de gran nivel, que permite al inmenso plantel de actrices, cantantes y bailarines dar su mejor versión y llenar de magia y disfrute el Teatro Coliseum de Madrid. Como no puede ser de otra manera, destacamos a su gran protagonista Kery Sankoh, la catalana que se pone en la piel de la gran Tina Turner. Y el trabajo que hace es digno de aplauso desde que su voz y su garra va descendiendo al patio de butacas.
De gran técnica y perfección, es de esas voces que calan hondo, que inundan la escena de un halo milagroso, como ocurre en el número final cuando interpreta ese mítico The Best. Es el punto álgido del musical que logra que todo el público se levante y lo acompañe de sonoros aplausos. Cuando ponemos la mirada en el público, algunos ya han derrochado algunas lágrimas, sensaciones que siempre aparecen cuando hay mucho trabajo detrás y una ilusión que no cesa en ninguna de las funciones. Magnética, vigorosa y con un dominio vocal que nos deja boquiabiertos, Kery se mimetiza con Tina Turner y hace que las emociones se disparen.
Además, de Kery destacan Juno Kotto King como Zelma, la madre de Tina y Rone Reinoso que transmite la furia de Ike. Todo el reparto es digno de nuestro aplauso por el inmenso talento y entrega que transmiten y por hacernos disfrutar durante tres horas de un show de altísimo nivel.
Tina, el musical podrá verse hasta el 6 de noviembre