‘Patria’: la lluvia del miedo

Patria es la magnífica adaptación de la novela de Fernando Aramburu producida por HBO que se ha estrenado con gran éxito en Telecinco

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No es la única ficción española que retrata el conflicto de ETA (ya lo hicieron con La línea invisible), pero sí la primera que lo hace desde la visión más humana, más íntima y emocional, la que quizás conecte más especialmente con el público, que se pone en la piel de esas familias, que se revuelve en su sillón. Un dolor en primer plano constituye el arranque de Patria. Una mujer despide a su marido como cualquier otro día. Ella descansa. Él marcha. Se escuchan dos disparos limpios. La mujer baja rápidamente a la calle lluviosa y sombría y entre sus brazos, su amor, al que, sin saberlo, había dicho adiós para siempre. Un inicio desgarrador. Una escena conmovedora que ya deja muestra de lo que está por llegar en los próximos episodios. Esta serie merecerá la pena.

La factura de Patria es uno de los puntos fuertes de esta producción, donde se ha podido invertir y aportar realismo en el terreno de las víctimas.  Sin embargo, lo que vemos, por el momento es que el reflejo del bando terrorista es mínimo, no se ahonda en retratar esa visión por temor al fallo o la crítica. Y se quedan en el dolor de las víctimas, una perspectiva interesante pero que no ofrece precisión al conjunto del relato. Aplaudir la brillante dirección de Óscar Pedraza y Félix Viscarret.

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Patria ofrece una muy buena ambientación, respiramos la tierra vasca. Y en cuanto al texto adaptado, todo un acierto, dibujando una nueva línea en el horizonte de la ficción. Para algunos, la esperada. Para otros, la equivocada. Los guiones tienen una fidelidad asombrosa para ser un producto audiovisual donde normalmente no puedes contar todo por falta de tiempo pero en una historia de estas características, lo que había que hacer era contar, contar bien y eso se hace, por lo menos en su parte más personal. El creador Aitor Gabilondo no ha querido cambiar nada, ni una sola coma y lo que encontramos es una mirada certera, humana y cercana. Un retrato melodramático y familiar de la tragedia. La llegada de ETA a la vida de las familias del País Vasco.

Bittori, viuda de Txato, empresario asesinado por ETA, a la puerta de su casa vuelve al mismo lugar para buscar respuestas y hacer justicia. Todo sucede cuando la banda terrorista anuncia que dejan las armas. Su vecina Miren, antes amiga, madre de Joxe Mari (Jon Olivares), un preso etarra, que se muestra especialmente descolocada e incómoda por su llegada. Una llegada que no agrada a nadie del pueblo. No la quieren allí. Nos sumergimos en los pensamientos de ambas mujeres, ambas miradas. Mujeres y madres, al fin y al cabo, que aman sin condición. Enfrentadas por el dolor de la tragedia.

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Elena Irureta que da vida a Bittori está magistral, su trabajo es desgarrador, conmovedor, delicado y certero. Ane Gabarain, contundente en su interpretación, demuestra firmeza y buen hacer. El resto del reparto bordan sus respectivos papeles. Siempre alegra ver el carisma de Maria Isabel Díaz o el buen trabajo de Loreto Mauleón, esta vez, en el papel de Arantxa, la hermana del preso terrorista. La aparición de Susana Abaitua (Nerea, hija de Txato) en el primer episodio es muy breve, pero sabemos que lo que nos va a ofrecer es un trabajo matizado, preciso, un paso hacia adelante, sorprendente y brillante.

El oscuro horizonte, la lluvia sin tregua, el tibio y desconsolado llanto, el silencio, el regreso a los orígenes. Eso es Patria, un brochazo minucioso, tibio y doloroso. Una lluvia de miedo que destila verdad y calidad a su conjunto. Serie de resonancia dramática, de abrazo familiar, de lágrimas incesantes, de violencia descarnada, de historia propia.

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