María Dueñas ha participado activamente en la versión teatral desarrollada por el tándem creativo formado por el compositor Iván Macías y Félix Amador, autor del libreto y conocido por producciones como El médico o La historia interminable
“Esta es mi historia. O al menos así la recuerdo”. Son las palabras del último acto del personaje de Sira Quiroga en el musical El tiempo entre costuras, que rinde tributo a aquellas mujeres que fueron invisibles, pero hicieron grandes cosas. Como ese hilo casi imperceptible a la vista, y que se te resiente al enhebrar, pero al final logra salir. La vida era eso, una maraña de coloridos tejidos, donde encontramos una seda agradable, pero también una rugosidad que evitamos rozar siquiera con los dedos.
El público viaja a los años 30, antes del inicio de la Guerra Civil, de la mano del equipo de Beon Entertainment. La protagonista a la que da vida Cristina Picos es una joven de alma escapista que se marcha de Madrid por el amor hacia un hombre de dudosas intenciones, al que apenas conoce. La traición le pisa los talones. Un nuevo mundo se abre ante sus ojos, entre pespuntes y dobladillos. La joven pasa de ser una reputada modista a convertirse en espía de los aliados.
Oportunistas, valientes y refugiados
Nacida de la pluma de la escritora María Dueñas, la historia tuvo una exitosa versión en la pequeña pantalla de la mano de Adriana Ugarte y Antena 3. Ahora, multiplica su emoción en el madrileño teatro La Latina. Tras su estreno en 2021 y haber hecho parada en diferentes lugares de la geografía española, el musical regresa a Madrid con un elenco renovado para cerrar una etapa. Su despedida será el próximo 23 de junio.
La trama se teje con una puesta en escena sofisticada que atrapa con una banda sonora original que inunda las tablas de emoción y pasión creativa. Las conspiraciones políticas se entrelazan con una historia de amor en la que el público viaja de Madrid a Tetuán, Tánger y Lisboa. Aunque el musical tiene una duración aproximada de 2 horas de duración, no se hace pesado en ningún momento gracias a la variedad de números musicales y el cambio de escenario.
La elegancia sobresale como sello inconfundible de la producción: desde las alturas caen elegantes vestidos de época (el vestuario de la protagonista ha sido diseñado por Lorenzo Caprile) sujetos por arnés, mientras que las protagonistas construyen su propio futuro, se besan a escondidas o se abrazan en eternas despedidas. La versión teatral es bastante fiel a la obra original, por lo que será un regalo perfecto para los fans del libro y la serie. El musical es digno heredero de la historia plasmada por María Dueñas.
Un “gracias” se queda corto
El telón del musical no baja en ningún momento, por lo que el público es testigo del cambio de escenario en riguroso directo. Cada personaje tiene su propia personalidad y fraseo (unas de origen árabe y humildes como Jamila (nos encantó la dulzura de Rocío Margón) y otras andaluzas y sin pelos en la lengua, como la icónica Candelaria, interpretada por Teresa Alba, que se convierte en la “robacorazones” de la función con su gran distinguida vis cómica y su salero que provoca las risas de los asistentes. Tiene uno de los números musicales más aplaudidos, con ese toque flamenco que transforma los días de rutina en jornadas festivas. La actriz invita a que nos levantemos del asiento y nos sumemos a su taconeo.
El respeto a la obra original es inmenso y su reparto (todos sin excepción), incluyendo a los personajes más secundarios, sobresalen por su talento vocal e interpretativo. Entre el elenco encontramos una cara conocida, la Noelia Cano, la que fuera concursante de Operación Triunfo en la edición del año 2008 que ahora dedica su trabajo al teatro musical que ha participado en proyectos como Mamma Mia o Peter pan. Pero, sin duda, la que ofrece una interpretación más completa cuyo personaje requiere un arco narrativo más amplio es Cristina Picos.
También queremos resaltar la entrega de “la galleguiña” Noemí Mazoy que da vida a Dolores, la madre de la protagonista. La actriz encara un conmovedor número musical en el que acaba rota, lo mismo que el público que comienza a asomar sus primeras lágrimas después de escucharla. El poder del amor lo puede todo. Gema Bastante fue el gran descubrimiento de la función con su rol de la inglesa Rosalinda Fox. Los años pasan, pero el homenaje se queda corto para las mujeres que abrieron paso al cambio, nuevas voces como la de Sira Quiroga, que es reflejo de tantas otras escondidas en los libros de historia, madres e hijas que nunca oyeron un gracias ni tuvieron un abrazo a tiempo.