La vuelta de Malú a los escenarios: emocionada y celebrando sus batallas con lágrimas en los ojos

La cantante volvía a su “palacio” sumida en una fuerza arrolladora para reencontrarse con su público tras cuatro años de ausencia

Malú
Fotografía de Patricia Fernández

La vuelta a los escenarios siempre tiene un latido distinto, cercano a la magia de las primeras veces, de ese nervio que te hace estar muy alerta minutos antes de que empiece el show. Y cuando ha sido la vida la que te ha obligado a parar (debido a la pandemia y su reciente maternidad, esa nueva pisada se vuelve adictiva, llena de cariño y respeto, furia y emoción. Todo ese cúmulo de sentimientos removía anoche a Malú en Madrid, en el inicio de su gira Mil Batallas, donde volvió a batir sus alas y dejarse el corazón.

El Palacio, el suyo, el de Aprendiz y Blanco y Negro, ahora Wizink Center, estaba preparado para vivir una noche única, para dejar fuera las preocupaciones y olvidarse de todo. Las luces se apagan y el clamor de los allí presentes se va haciendo más ensordecedor. Se suceden los aplausos y empieza la banda a tocar los primeros acordes. Es el momento de saborear ese silencio, donde se dibujan las caras de emoción, la expectación y la inquietud.

Malú
Fotografía: Patricia Fernández

Es entonces cuando Malú aparece por el escenario para regalarnos el mejor arranque posible. La cantante interpreta Ingobernable, un tema poderoso y lleno de energía que forma parte de su nuevo disco. Rodeada durante la actuación de una fuente de agua que salía del centro del escenario, la canción funcionó como desahogo, para disipar la rabia que todos guardamos en algún rincón de nuestro interior.

Me gusta que estemos aquí en una burbuja para olvidarnos de todo. Venimos de unos años muy duros y ahora tenemos la suerte de volver a estar disfrutando de la música. De sentirnos libres”. Con estas palabras se dirigía por primera vez a sus fans, agradecida por la buena acogida y con el deseo de que desconectaran. Tras su discurso, los asistentes quisieron mostrarle su apoyo y cariño. “Te lo mereces”, gritaban al unísono, mientras ella y su equipo quisieron abarcar durante el concierto todo lo posible, los temas más importantes de su carrera y los más recientes. Un total de 32 canciones, donde hemos sentido la magia de sus baladas, la furia de sus temas más rockeros con movimientos vigorosos que no cesaron, donde recibió el abrazo de más de 10.000 personas que al finalizar abandonaron el recinto con una sonrisa en la boca y un gracias eterno.

Malú
Fotografía: Patricia Fernández

Un repaso a toda su trayectoria

Después fue el momento de Abran fuego y Contradicción para dar paso a la jefa que regresó por todo lo alto, mejor que nunca en un directo perfecto que vislumbra su infinito potencial vocal. Malú quiso dar un repaso a las canciones de sus anteriores discos como es el caso de y Deshielo, un tema con el que el público se dejó la voz. Tras rebuscar en el baúl de los recuerdos, fue el turno de escuchar Eres el agua, Duele y Si a esto le llamas amor. Desde sus inicios, sus letras se han convertido en banda sonora de varias generaciones. Y lo más bonito es que con el paso del tiempo, eso no cambia.

Minutos más tarde, la electricidad se deshizo en las entrañas de los allí presentes. Lo descubrimos en Secreto a voces, Invisible y Quiero, que acrecentó la energía del público. Tras ese momento de intensidad y carácter, había que dejar espacio al intimismo de esas baladas que roban el corazón. Ángel caído fue un revolver sentimental, que deja una rotura y una emoción dificil de explicar. El Wizink se convirtió en un baile de luces cuando Malú se dispuso a interpretar Vuelvo a verte, Tejiendo alas (dedicada a su hija), donde era imposible que no asomaran las lágrimas. “La canción más importante de mi vida”, tal como confesaba la cantante. Y una que nunca falla: Aprendiz, muestra de que la gente que acudía a sus primeros conciertos, ahora sigue al pie del cañón.

Malú
Fotografía: Patricia Fernández

De cara al final, Malú interpretó una mítica que gran parte de su público estaba deseando cantar con ella, Blanco y negro, acompañada por un aluvión de globos de este color. Finalmente, la intérprete quiso terminar con el clásico  Como una flor. Despedida fiel e imparable.

Malú es una de las voces femeninas más importantes de nuestro país, que ha ido construyendo un legado musical que no deja indiferente. Anoche resurgió de las cenizas, volvió a batir sus alas y compartió con firmeza, emoción y un gran gusto sus mil batallas, inundadas de buena música.

Un concierto apoteósico, de esos que no se olvidan, que te dejan la piel gallina y que te hacen disfrutar como si fuera el primero, pero siempre innovando y sorprendiendo.

Gracias, Malú

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