Natalia Lacunza y la música como arma irrompible

Natalia Lacunza

Hay voces que parecen unidas a lo trascendental y lo etéreo por ese hilo irrompible (al que cada uno atribuye un color diferente) que grita honestidad, y que a veces la música teje y nos entrega en forma de canción. Desde que descubrí el talento de Natalia Lacunza me encontré con algo revelador, algo que no se aprende en las escuelas de música: una delicada verdad. Y desde esa forma de hacer suyas las canciones, la joven navarra creó su propio imaginario creativo, en el que hay hueco para sus historias más personales, donde el amor y el desamor coronan la mayoría de sus letras.

Pero, ¿dónde empieza la historia de Natalia?

La historia de Natalia Lacunza comienza en Pamplona, su tierra natal, la que le vio crecer, tendiéndole la mano en un momento en el que comenzaba a asomar su interés por la música y el arte en todas sus vertientes. “Una niña extraña”, como ella misma se define a la que le costaba encajar, siempre sumergida en su mundo y dándole a los estudios la importancia justa. Fue buena estudiante pero hay algo que nunca quiso dejar de lado: disfrutar de su infancia. Volvemos a ver ese hilo que mantiene unida a esa pequeña incomprendida con algo que forma parte de su ADN. Una conexión emocional con aquello que escuchaba y con la necesidad que tiene como artista vocacional de que entre el silencio los versos cuenten su historia. Que suenen a verdad e identidad propia.

Natalia Lacunza

La música siempre ha estado presente en ella, siendo ese abrazo capaz de sanar, el arma irrompible del que nadie puede dudar, porque es el que da poder y ahoga a las pesadillas o las inseguridades. Natalia siempre agarró con fuerza ese escudo. Mientras que para ella funciona como autoterapia, ahora es la misma sensación que logra transmitir a su público. Antes de todo, siempre fue la música.

Libertad a base de latidos

Sus padres Mikel y María siempre le dieron libertad para decidir el camino que quería tomar, donde esa confianza fue siempre un impulso para luchar por aquello que le hacía feliz y por lo que hoy en día todo cobra sentido. Aprendió de los mejores, una familia de músicos y actores que siempre le contagiaron esa pasión que ahora lleva tatuada en las entrañas. Natalia se apuntó al conservatorio y empezó a actuar en algunas producciones teatrales, mientras que aprendía a tocar el piano y la guitarra. Más tarde, se dio cuenta de que la expresión y el baile le permitían sentirse muy conectada y es cuando empieza a formarse en danza contemporánea y moderna en la escuela Diana Casas.

Natalia Lacunza

En la Universidad de Navarra pasó por la carrera de Comunicación Audiovisual hasta que decidió dejarla porque en el fondo no era lo que le llenaba. Natalia Lacunza siempre se ha movido a base de latidos y a partir de ahí empieza a construir su viaje musical.

La profesión musical genera mucha inseguridad. En el camino de Natalia Lacunza la hubo, al igual que ese dolor punzante que producen las caídas que frustran y no te permiten avanzar. Las malas rachas. “Entonces de repente me sentía persona. No eran todo alabanzas, por supuesto. Justo todo lo contrario. Pero yo sabía que estaba haciendo lo correcto. Por lo menos así lo sentía”, se sincera en un blog en el que hace años escribía sus sentimientos más profundos. Es el derrumbe de los inicios como ocurrió en su participación en el talent de La Voz donde interpretó una versión de I Lived de One Republic, donde ninguno de los coaches se giró a pesar de que ya denotaba ese talento genuino.

Natalia Lacunza

Pero la navarra siguió luchando por lo que sentía que siempre formó parte de ella. Y un año después llegó su gran oportunidad: Operación Triunfo (2018) donde la joven quedó en tercera posición con una mágica actuación de Never Enough. El concurso musical le dio la visibilidad que necesitaba para luego forjarse una de las carreras más sólidas y con mayor proyección dentro del horizonte musical español.

Últimamente encuentro algo de pausa en las pisadas de Madrid, antes repleta de histeria y caos, una ciudad que en este tiempo la ha acogido como una más. Es el mismo sosiego y paz que producen sus canciones, escritas desde un lugar que no entiende de presión ni modas volátiles. Teñida del alma creativa de Eilan Bay, con la necesidad de desembocar en una nueva forma de libertad, Natalia Lacunza enfrenta un proyecto artístico que tiene mucha huella y personalidad.

Natalia Lacunza

Encuadrada en el movimiento del cambio, la navarra llena los espacios vacíos de la música actual. En ningún momento se ha cerrado puertas y experimenta con la fusión de varios estilos que en su propuesta artística adquieren un valor incontestable. Lo hace con su primer EP Otras Alas, la primera pieza del puzle que surgió de la manera más natural con esa inocencia que siempre está presente en los inicios como puede verse en Nana Triste, su carta de presentación donde se desahoga acompañada de Guitarricadelafuente y reconoce su pureza y sencillez. Natalia Lacunza compone en su casa o en el estudio para ella misma como si nadie más fuera a escuchar sus temas y eso hace que sus canciones estén llenas de magia, atmósfera intimista y autenticidad.

Inspirada por Tyler, the Creator, Billie Eilish, RY X, Black o Björk, Natalia Lacunza construye su propio sonido, ahora en constante crecimiento. Solo ha pasado un año desde su primer trabajo al segundo EP2, donde la madurez es visible, en una voz a veces susurrada y sensible, otras distorsionada y explosiva, haciendo uso de elementos orgánicos, con los instrumentos que siempre le han acompañado, guitarra o piano y el sustento de su banda como hemos comprobado en su gira actual Tiny Tour que adaptó un show a la nueva situación actual.

Natalia Lacunza

Después de lanzar Nuestro nombre, inicio de una nueva etapa, la compositora se ha unido a otros artistas que destacan por su personalidad como el dúo francés Videoclub con los que ha cantado Enfance 80. También ha compartido canción con una compañera de concurso, Aitana con la que ha participado en Cuando te fuiste, explosivo y empoderado tema de su álbum 11 razones. Además, la carrera profesional de Natalia Lacunza no deja de crecer, incluso a nivel internacional. La navarra ha puesto voz a los créditos de la serie El Internado: Las Cumbres de Amazon Prime Video con el tema Corre producido con la ayuda de María Blaya.

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