Samantha Gilabert, talento con frescura y proyección

SAMANTHA

A veces pasa que hay una forma de entender el arte que no entiende de etiquetas, prejuicios o valoraciones (en ocasiones comparaciones equívocas) en prime time. Hay formas de entender el arte que se configuran , en un mosaico de emociones, de vivencias, en ese generoso ejercicio de mantener la autenticidad y defender lo que sientes como propio. Hablar de Samantha Gilabert, es hablar precisamente de eso: de una forma artística cargada de honestidad y buenas intenciones, sin olvidar de dónde viene y a donde va, en constante transformación, que sube un nuevo peldaño de un sueño que lleva su nombre.

Valiente y dulce. Así la definió el jurado después de cantar Que tinguem sort.  Guerrera, carismática y siempre artista, eso ya lo añadimos nosotros. Es lo que descubrimos la primera vez que se subió al escenario de Operación Triunfo. Su voz íntima, melodiosa y con un gran potencial, que brilla en los graves y muestra su sensibilidad. Lo que hemos descubierto de ella es que es alegre, sensible, cariñosa con sus compañeros, que hace reír y da una perspectiva positiva y esperanzadora en los momentos más difíciles. Desde que era una niña, se sintió conectada con la música como si fuera una parte más agregada a su cuerpo. A veces un poco despistada, pero siempre disfrutando de la vida.

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El vacío del silencio, el suyo, el nacido, el no buscado, ella lo ha tomado como una forma de vida. Samantha Gilabert sufre hipoacusia neurosensorial, lo que le causa una pérdida de la audición del 60% pero eso nunca fue un impedimento para ella. A partir de su silencio fraccionado, construye una creatividad imparable, donde surge una voz diferente, un talento que vuela hacia la libertad.

La joven, natural de Beniarrés (Alicante), es graduada en Turismo y ha trabajado como cantante en un hotel de Lanzarote. Además, tiene formación en solfeo, lenguaje musical. Samantha está aprendiendo a tocar el piano y la guitarra de forma autodidacta. Antes de su entrada en la Academia de Operación Triunfo, la alicantina ya tenía tablas  y una vena artística y creativa que hacen de ella, una cantante capaz de adaptarse a cualquier ecosistema, estilo musical.

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Samantha es vocalista del grupo valenciano Cactus Troop nacido en 2018, un grupo que se mueve entre los géneros del rap, reggaetón y eléctrónica enmarcado dentro de la escena musical valenciana. Fusta y Gossa-Te-La son sus temas más conocidos. Con este grupo, ya tiene su primer disco en el mercado, Roma. Además, Samantha ha formado parte de una orquesta y destaca por su proyección como cantautora acompañada de su guitarra, un camino que vemos más cercano con la salida de su primer single en solitario que compuso durante su estancia en la Academia.

Sin más, un tema de sonido pop con un toque tropical y veraniego producido por Carlos Sadness. Su inspiración creativa también la encuentra a través de las palabras, en la necesidad de cubrir una libreta en blanco, donde pule su voz y da espacio a las historias que necesita compartir con sus fans. Lo hace posible a través de sus composiciones musicales y también en su primer libro de poesia Temps, temps, temps, temps (El Petit editor).

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“No pasa nada” es su filosofía de vida y es lo mejor que nos podemos llevar de ella. Se ha convertido en la concursante que ha dado vida al 24 horas, una participante que ha equilibrado su talento con una personalidad arrolladora ¿Quién no querría ser amiga de Samantha?

Después de cantar en catalán en la gala 0 y ganarse su entrada en la Academia, Samantha se unió a Javy para su primer dúo, Te espero aquí, una balada de Pablo López y Georgina que ambos interpretaron con gran sensibilidad. Aunque ya habíamos visto su sensibilidad musical y su delicadeza, en este dúo descubrimos que la joven también destaca por su garra y seguridad sobre el escenario, incluso en un tono grave que suponía para ella una mayor dificultad. En la gala 2, actuó junto a Jesús para cantar todo un himno, Mediterráneo. Ambos tenían gran respeto hacia este tema, que afrontaron de forma correcta, aunque con algunos fallos. A pesar de todo, Samantha volvió a salvar una canción que no estaba dentro de su estilo.

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Siguieron los dúos. Samantha se enfrentaba a un nuevo reto, Maniac con Eva que sin duda fue uno de los mejores, con energía, conexión. Aunque el jurado basara su valoración en una comparación que no fue justa después de una intensa semana de trabajo, Samantha y Eva hicieron una buena actuación. En la gala 4, Samantha y Flavio interpretaron una nueva versión de Call me maybe. Sus voces sonaron muy bien juntas y fue la gala en la que Samantha salió como favorita. Llegó la gala 5 donde Samantha se unió a Hugo para cantar Vas a quedarte de Aitana que ella misma eligió. A pesar de que pensamos que hubiera lucido más en solitario, ambos hicieron su mejor pase, con una entrega  y una la conexión que precisaba esta canción.

En la gala 6, Samantha interpretó un tema completamente diferente, La lista de la compra junto con Rafa con el desparpajo y la seguridad a la que nos tiene acostumbrados. Sin embargo, a nivel de control vocal, quizás fue una de sus actuaciones más flojas. Samantha aprovecha su versatilidad y se crece ante los retos. Una de sus mejores actuaciones fue en la gala 7 con su primera canción en solitario, Human. Fue su paso a la final, ha escalado mucho en poco tiempo y esta actuación fue una muestra de esto. Su emoción, su control, su verdad. Samantha brilló y voló. Lo que pasa con ella es que te crees todo lo que te canta. En esta ocasión, fue imposible no hacerlo.

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Otro de los dúos fue el de Samantha y Anaju en la gala 8 que interpretaron Girls just want to have fun que en los últimos momentos debieron cambiar por la caída que sufrió Samantha que le obligó estar en silla de ruedas. Por recomendación médica, no se realizó la coreografía. Ambas se adaptaron a la situación lo mejor que pudieron. La imagen de Samantha cruzando la pasarela en silla de ruedas ya ha pasado a la historia del programa. Otra de sus mejores actuaciones fue Milionària, donde Samantha lo dio todo con un rango vocal que cautiva, su constancia y una versatilidad que no tiene límites.

Samantha es la voz que marca la diferencia, transgresora y dulce. Su talento merece un hueco en la escena musical española. El tiempo lo dirá. De momento, lo que ha dicho es que hay que creer para cosntruir un sueño. Las primeras líneas ya están escritas. Habrá que dejar que la tinta diga, que la tinta haga.

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