Hay sonrisas y formas de enfrentar la vida que mejoran los días grises y sanan las cicatrices. Hugo Cobo sabe bien como hacerlo. Desde su pasión rockera y su entrega con la música, el cordobés tiene la capacidad de transformar sus demonios en temas de una calidez que encierran verdad y celebración. Lo descubrimos durante su paso por la Academia de Operación Triunfo y también cuando echamos la vista a sus inicios, tan solo unos años atrás de que un sueño se hiciera realidad.
De pequeño quería serlo todo: bombero, veterinario o profesor pero hay algo que todavía no había escuchado en su interior. Una voz que necesitaba salir al mundo. La música siempre ha formado parte de su vida. Cuando Hugo tenía 13 años, empezó a subir versiones a Internet. Era la única forma que tenía de compartir su talento. Durante un tiempo, la calle fue su público, su refugio. Solo acompañado de su guitarra, se atrevía a dar sus primeros pasos. Pero cuando una pasión se estanca por una oportunidad que no llega cuando más lo necesitas y no te permite crecer a ese nivel, es fácil hundirse y tirar la toalla.
Más aún si tu juventud, apremia. Como él mismo confesó, las malas compañías le hicieron distraerse de su objetivo. “Era una etapa en la que yo estaba muy saturado. Los estudios, yo tiraba los libros. Era un cabra loca, no pisaba mi casa. Me dejaba influir mucho y eso no me venía bien”, explicó el cordobés en su vídeo de presentación. En un momento de debilidad, Hugo perdió la ilusión por la música. Dijo que no a lo que siempre había sido un sí. Fue entonces cuando maduró y tomó la mejor de las decisiones: enfocar su futuro a la música, una pasión que está presente desde que se levanta hasta que se acuesta.
Una decisión que le llevó a la mayor aventura de su vida, la de Operación Triunfo que le permite dedicarse a lo que más le gusta y que no se plantea abandonar nunca.Los que no le conocen quizás le vean como un chico algo chulo pero la realidad es bien distinta y quien tiene ocasión de conocerle, lo sabe. Hugo Cobo es un joven alegre, risueño, con una humildad que se aprecia desde el primer momento en que una gran sonrisa aparece en su rostro. No puede estarse quieto, es muy nervioso como ya demostró en los castings y es que si no la lía, no es él.
Hugo Cobo cuenta con un año de formación en canto. Cuando entró en la Academia, el joven trabajaba en una empresa de gestión de recursos y como mecánico. Ha pasado por otros talents musicales como Factor X. La música era su refugio en su tiempo libre pero en ese momento nunca pensó que su vida cambiaría para siempre. El joven demuestra que su sitio está sobre el escenario. Leal con su gente, compañero generoso y alumno comprometido con las clases, Hugo es el alma de la Academia que te gana como persona y revela un talento prometedor en la escena del pop rock.
Ha nacido para estar encima del escenario. Tiene una energía muy poderosa y una seguridad que sorprende por su juventud. Su personalidad arrolladora y el buen rollo que transmite cuando se pone frente al micrófono, son sus valores más destacados. Sabe cuáles son sus límites vocales y el estilo musical en el que mejor se desenvuelve, sabe explotarlo y dar su mejor versión.
Hugo Cobo eligió Lobos de Leiva como carta de presentación de la gala 0 y lo cierto es que fue una elección muy acertada. Una actuación que nos permitió descubrir lo bien que se desenvuelve en un plató que nunca antes había pisado. Carismático y versátil, el cordobés ha asumido diversos retos durante su paso por el programa.
En la gala 1 interpretó su primer dúo, Tu calorro junto con Rafa. A pesar de que no fue una de las actuaciones de más nivel de la noche, Hugo consiguió controlar su voz y consiguió transmitir el buen rollo que pedía la canción. Le siguió Sucker que interpretó con Gèrard con baile incluido. Si hay algo que siempre vemos en Hugo es su disfrute, no importa que sea una canción más cercana o lejana a su estilo, todo lo enfrenta con la misma actitud y eso es lo que se pide a un participante de un concurso como este.
En la gala 3 siguieron los dúos. Esta vez, se unió a Anaju para cantar Señorita, una versión en la que ambos estuvieron muy conectados a nivel interpretación y levantaron la temperatura del público de OT. Le siguió un nuevo dúo, con Eva. Ambos cantaron Esperando, una canción con la que ninguno se sintió identificado durante la semana de trabajo en la Academia. Estuvieron correctos musicalmente, pero fue una actuación que se quedó ahí. La quinta gala nos regaló un dúo que eligió Samantha por ser la favorita. Hugo y Samantha cantaron Vas a quedarte de Aitana con gran sensibilidad. El trabajo bien hecho siempre tiene resultado. Pero a veces una canción que te gusta, puede ser una bala perdida. Es lo que pasó con Ya no quiero ná, una actuación que se quedó algo descafeinada con algunos fallos que no le permitieron brillar.
Hugo despuntó en la gala 7 con Genius, su mejor actuación, un numerazo en toda regla en la que dejó a todos con la boca abierta. Su entrega con la canción, la magia que generó y un trabajo brillante a nivel interpretativo, reconoció un talento que siempre había estado ahí. La gala 8 fue otra de solista. Hugo cantó una versión diferente de Se acabó. La gala 9, la última que hemos visto ha sido un nuevo paso en su crecimiento durante Operación Triunfo. Fue el momento de la explosiva actuación de Heroes.
Durante su estancia en la Academia, Hugo ha compuesto Demonios, el tema que mejor define el tipo de artista que quiere ser. La canción cuenta con la producción de Andrés Ceballos de DVICIO y Pablo Cebrián que ha trabajado con Manuel Carrasco o Pablo López. El cordobés confesaba hace unos días en redes sociales que ha compuesto más temas entre los que está Jarana, Sirena o Tú te vas a salvar. Una de ellas dedicada a la violencia de género. “Illo, que guapo”, como él diría porque es fascinante la facilidad que tiene para crear letras y transformarlo en algo especial y adictivo.
Hugo Cobo habla de lo que importa, de lo que no puede callar, de lo que siente, de lo que tiene dentro y lo hace poniendo por delante un talento muy poderoso que llegará lejos. No se puede dar la espalda al arte y él tiene todavía mucho que decir. De sangre rockera y humildad guerrera, hace brillar un sonido muy personal.
