No hay fronteras visibles cuando la verdad asoma. No hay límites que valgan cuando un guion se convierte en una carta de amor a una mujer, donde hay que saber leer entre líneas, saber ver más allá de un diálogo o una mirada. Veneno se ha convertido en una catarsis individual y colectiva, una joya de la televisión que homenajea a Cristina Ortiz, icono trans de los 90 a partir de la nostalgia, la visibilidad y la valentía creativa. Javier Calvo y Javier Ambrossi son los creadores y directores de esta serie que firman la despedida que Cristina merecía.
“Ella caminó para que todas pudiéramos correr”. En esa carrera, encontramos muchas historias. La de Cristina, la de Valeria, la de Paca la Piraña. La producción de Atresplayer Premium en la necesidad de romper con el ridículo e injusto tratamiento que se ha dado a las personas trans en ficción, busca un cambio de foco y perspectiva, busca reivindicar y dar voz a las que durante mucho tiempo estuvieron silenciadas y marginadas. Veneno es un golpe sobre la mesa, un agradecimiento eterno a Cristina a la vez que es crítica a los medios de comunicación en una referencia a la cultura pop de aquellos años y al universo televisivo. La ficción no cae en el morbo, sino que construye una realidad desde el compromiso y la naturalidad.
Conocemos la transición de Joselito a Cristina, el drama en su pueblo, Adra, las palizas de su madre y la huida hacia un nuevo comienzo. Estas primeras pinceladas biográficas se unen al propio descubrimiento de Valeria, la escritora de las memorias de Veneno y la importancia de Paca la Piraña, la mujer que más que un personaje, es un ángel que siempre estaba dispuesto a sujetar a Cristina cuando se cerraban los micrófonos y apagaban los focos. Dolor y belleza se unen en esta serie tan bien construida con tantos detalles y referencias, en la fase inicial y en la final, donde perfectamente se ha sabido trasladar la narración al escenario de la farándula cuando la Veneno estaba en su máximo esplendor (aquí vemos las luces) pero con la capacidad de mostrar también esas miserias, el contrapunto vital. Parece que a veces la sociedad necesita ver mujeres que han tocado fondo para no quedarse en lo superficial, para valorar y admirar sus virtudes, creer su historia.
Los Javis como Cristina tiene chispa, magia creativa, ideas frescas y lo más importante, en ellos anidan la. sensibilidad, ternura y libertad, una conexión incuestionable con sus propias historias. Veneno se ha convertido en la mejor serie de la temporada porque volvemos a encontrar ese punto de dramedia en el que ambos hacen funcionar su arte. Además, Calvo y Ambrossi exaltan su generosidad al dar oportunidad a personas anónimas trans que previsiblemente podrían encajar para un personaje secundario y los enmarca como protagonistas. Así, encontramos actrices de magia divina y talento natural como Daniela Santiago, Jedet, Isabel Torres, Lola Rodríguez. Es curioso descubrir que cada una de ellas tiene una esencia muy marcada, reconocible en cada etapa de su vida.
El último episodio de Veneno es el más emotivo, donde todos asistimos al funeral que Cristina merecía, donde hay dolor y emoción descontrolada. Caen las lágrimas y se cierra el homenaje más emotivo para una mujer, un mito. El mayor acto de amor, justicia y honradez que ya forma parte de nuestra historia televisiva y humana.
Gracias, eterna Cristina. Gracias, Javis.